Martes 19.03.2024
Actualizado hace 10min.

LOS FUNCIONALES

Este es un articulo publicado en Avellaneda tu ciudad, http://avellanedatuciudad.blogspot.com.ar , donde la Melanie Amato, Lic. en Ciencia Politica, describe la situacion de la UBA. Hacete fans en facebook: Avellanedatuciudad

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En pocos años de paso por la Universidad de Buenos Aires, cualquiera puede notar su inagotable carácter político que brota por cada milímetro de sus desgastadas paredes. No solo las letras que parecen salir de los carteles invadiendo todo el corredor con consignas que interpelan y rememoran intempestivas épocas de fusiles y puños en alto, sino también con discusiones de profundo tono que parecen generar discordias insalvables de intensas discusiones obteniendo por resultado dos posturas: la del democrático y …la del democrático.
 
No, no es un error. Lamentablemente, aquel termino que una vez unió hoy solo divide y lejos de ser preocupante puede tener su aspecto positivo. Sin embargo, llega un momento en el cual tanta relatividad y postmodernismo vacían de contenido lo más específico. La violencia no es ni será democrática. ¿Cómo hablar con el que arremete? ¿Cómo convencer u oponerse mediante una agresión? No se trata de estar de acuerdo sino de manejar límites de oposición. La clase universitaria es financiada por el país entero porque existe un consenso que considera apropiado que la educación sea costeada por todos para conseguir profesionales que devuelvan lo invertido en conocimiento y enriquezcan la Nación. ¿Cómo esperar de aquellos sujetos casi de elite[1] un piedrazo en lugar de una propuesta o reflexión?
 
Mas allá de las banderas, cuando se pierde el contenido del hecho y se banalizan los ideales muy poco queda por transformar.
 
La identidad de cada estudiante, graduado y docente queda plasmada no solo en el ser cotidiano que conforman su esencia casi en totalidad; permanentemente, están siendo construidos y destruidos frente a estos acontecimientos de juegos sin ganadores.
 
La elección de rector de la Universidad de Buenos Aires, entre otras experiencias recientes de violencia que acontecen y que cíclicamente han sucedido en cada facultad demuestran que estas epopeyas, son una figurita repetida que no llena el álbum sino que lo vacía. Un modelo de universidad se discute y se construye en cada aula y en cada rincón del país. Ni aquellos que festejaron por haber impuesto su voluntad deberían hacerlo frente a una universidad que día a día colecciona mediocridad de contenido, graduados ignorantes y docentes precarizados. Esto es un fracaso colectivo, no de izquierda ni de derecha. La UBA no esta mejor. Es una realidad objetiva. Son pocos quienes consiguen trabajo de lo que están estudiando, son menos aun los que se toman su carrera con responsabilidad. Los docentes migran y los que permanecen conviven vergonzosas condiciones “laborales” -si es que así puede nombrarse-. ¿Esto se defiende con gomeras? Parece una broma pero es la eterna historia del revolucionario de peluche que bien sabe hacer el juego al status quo favoreciendo el permanente triunfo los que desde las altas esferas del poder se ríen de la situación asistiendo al vaciamiento de la educación en todos sus niveles, sea con la exuberancia del neoliberal o con la mera ornamentación popular.
 
[1] Se considera una elite porque si bien mucho se ha avanzado, la educación no arancelada no es lo único que garantiza la permanencia y el egreso en las universidades. Lamentablemente, la deserción sigue siendo altísima. El fracaso en la universidad es moneda corriente y son realmente escasos quienes pueden estudiar una carrera de grado, en el tiempo estimado y graduarse exitosamente. La oferta horaria, el elevado costo de vida, las dificultades a la hora de encontrar trabajo y las pésimas condiciones de contratación, sumado a las condiciones de cursada de las grandes universidades públicas vuelven restrictivo este derecho.
 
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